martes, 18 de agosto de 2009

I hate when I feel human

Algunos días maldigo la parte emocional de mi constitución humana. Todos somos mitad emoción y mitad razón...una va unida a la otra como siameses de feria.

Muchas veces nuestra racionalidad nos dice que algo o alguien no nos conviene, pero las malditas emociones (relacionadas romanticamente con el corazón) nos nublan el juicio y nos hacen realizar esa acción contra-razón. En otras ocasiones quisieramos entregarnos completamente a esas sensaciones de agrado que nos embargan cada rincón del cuerpo, pero el pensamiento racional y lógico nos detiene, y nos coartamos de sentir lo que sentíamos.

Lucha constante que define todo nuestro andar...lucha que nos define. Y en esta pugna, mis alientos siempre van al equipo liderado por el cerebro, en donde el pensamiento lógico, las razones que convencen y los argumentos que tienen todo el sentido del mundo. Las emociones son importantes, pero que dichoso sería si la razón pudiera dominar siempre esos impulsos nacidos de las limitaciones de nuestro cuerpo, las cuales nos hacen buscar cariño, afecto, etc.

Y he llegado a la conclusión se que muchas de los requerimientos afectivos que tenemos como individuos nos son programados desde nuestro nacimiento por una cultura que potencia de manera desmedida el tener que estar con alguien a nuestros lados, el tener un novio, un esposo, etc. De esta manera, si es que no lo tenemos, nos sentimos vacíos, incompletos y tristes.

Sea como sea, y venga de donde venga, la programación a sentir esas cosas en carencia del apoyo amoroso es continua. Y si la razón pudiera aclararle al "corazón" de donde vienen esas necesidades en un intervalo constante y definitivo, seria todo mucho más fácil. No mas necesitar que alguien me bese, me abrace, me haga SENTIR aquello que tanto anhelo. De hecho ese anhelo no existiría.

Dichosa la realidad EQUILIBRIUM en donde con un simple suero logro eliminar esas malditas afecciones anímicas que hacen que me olvide de mi y mal de males...deje entrar a desconocidos e mi vida, esperando fantasiosamente que me entreguen lo que me falta y no se lleven lo que necesito.

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